ABC – La mejor investigadora joven de Europa: «La inversión en ciencia está lejos de lo aceptable»

14 septiembre, 2015

No por mucho repetir las quejas de los científicos suenan a huecas. La bióloga gallega Vanessa Valdiglesias recomendaría al político de turno que si usa un ordenador, un coche y un móvil es porque alguien potenció un laboratorio para desarrollarlos.

Tiene 35 años, atiende la llamada telefónica de ABC mientras acuna a su primer bebé, es la mejor investigadora (joven) del continente, galardonada por la Sociedad Europea de Genónmica y Mutagénesis Ambiental, y aún encuentra tiempo para defender que los científicos no tienen banderas políticas, solo quieren investigar. Vanessa Valdiglesias García es una doctora en Biología e investigadora en el laboratorio de Toxicología de la Universidad de La Coruña que participó en su día en un trabajo pionero en el mundo sobre los efectos del fuel a corto, medio y largo plazo en la salud de quienes se exponen a él, como ocurrió en la limpieza de las playas que ejecutaron los voluntarios cuando la marea negra del «Prestige» se tatuó en la costa gallega. Hasta Barack Obama reclamó al equipo coruñés, patroneado por la doctora Blanca Laffon, su asesoramiento para el Instituto Nacional de Medicina estadounidense cuando estalló la plataforma petrolífera «Deepwater Horizon» en el Golfo de México, hace cinco años.

Valdiglesias jalona su historial académico con notas no menores de sobresalientes y cum laude, premios extraordinarios de Doctorado y abarrota su experiencia laboral de premios, como el último, un galardón que recibió en Praga este agosto. Ha recorrido en su peregrinaje científico particular laboratorios de Reino Unido, Italia, Portugal, India, Chile y España y participa en proyectos conjuntos de muy diversos países. Ademas, es autora o coautora de 25 publicaciones científicas. Y cuando a esta ínclita investigadora, de reconocimiento y valía internacional, le toca hacer peritaje sobre el estado de la ciencia en nuestro país, el examen invita, ciertamente, a una reflexión.

—Preséntenos sus credenciales para recibir esa última distinción tan importante en la República Checa.

—El premio no lo otorgaron por un trabajo en concreto, sino que me lo concedieron por mi trayectoria investigadora, que comencé en 2005 y por los resultados e impacto obtenidos en ella. Durante este tiempo he trabajado en distintos proyectos y he colaborado en varios estudios, no sólo en España sino también en otros países, lo que me ha permitido elaborar un currículo amplio y compensado, que es lo que fundamentalmente se ha reconocido con este premio.

—No es el primer premio que recibe, ¿es éste en algo diferente a los anteriores?

—Sí, en efecto, no es el primero. Cuando empecé en investigación mi primer trabajo ya fue galardonado por la Real Academia Gallega de Ciencias con el premio Promoción de Jóvenes Investigadores, que supuso una alegría inmensa. Pero ya no sólo a título personal, también nuestro grupo de investigación, Dicomosa de la Universidad de La Coruña, cuenta con varios premios de investigación por distintos estudios desde el inicio de su trayectoria. El último de ellos fue concedido apenas hace un año por la Fundació Agrupació para el estudio de la fragilidad en personas mayores. Sin embargo, el premio que acabo de recibir es particularmente especial, profesionalmente porque es un reconocimiento internacional y además a toda una trayectoria no a un trabajo puntual, y personalmente porque llega en un momento en el que hacía falta recargar energía.

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