Cuando el 30 de julio de 1943 Douglas Davie, jefe de escuadrón de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF, por sus siglas en inglés), salió expulsado de un jet averiado lo hizo involuntariamente. Al quedar su avión fuera de control, las tremendas fuerzas G (*) simplemente lo arrojaron fuera de la cabina.
Los mandos de su Gloster E28, primer avión de reacción británico, se atascaronhaciendo que el aparato cayera en picada girando a toda velocidad. Antes de que Davie intentara eyectarse a 10.000 metros, el vidrio de la cubierta estalló y el avión lo despidió terminando en una caída libre de más de 6.000 metros y perdiendo en el proceso sus botas, su casco y su máscara de oxígeno.
Afortunadamente, pudo respirar al succionar el tubo de oxígeno cortado y consiguió abrir su paracaídas, sufriendo apenas algunas quemaduras por el frío. Su suerte no duraría mucho. Cinco meses más tarde estaba volando el prototipo Gloster de combate Meteor cuando uno de sus dos motores se desintegró completamente a más de 6.000 metros.
Cuando buscó eyectar, su brazo izquierdo quedó cercenado al intentar abrir la cubierta, posiblemente debido a que se cerró de golpe por la fuerza del viento. Increíblemente, se las arregló para salir pero quedó gravemente herido o inconsciente al ser golpeado por la cola del avión al intentar saltar.
Sin poder abrir el paracaídas, se desplomó, cayendo a través de un techo del aeropuerto militar.
Accidente y reacción
La muerte de Davie, sin embargo, no fue en vano.
Su terrible experiencia puso en evidencia los peligros que enfrentaban los pilotos ante la llegada de motores a reacción, que permitían alcanzar velocidades cercanas a los 1000 kilómetros por hora. No solo corrían el riesgo de golpear, al eyectarse, la cola vertical del aparato o los estabilizadores horizontales.
También, la pérdida de control a alta velocidad potenciaba las fuerzas G que debían combatir al destapar la cubierta y salir de la cabina. Finalmente, el efecto devastador del golpe de la corriente de viento a tales velocidades podía quebrar sus extremidades, incluso si evadían los obstáculos al saltar.
El accidente de Davie horrorizó a las autoridades aéreas británicas y precipitó la búsqueda de soluciones. Eso ayudó a crear los asientos eyectables propulsados por un motor cohete quehan salvado miles de vidas desde la llegada de la era del jet.